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martes, 19 de septiembre de 2017

Crónica Los Cerros Sound Festival





Los que ya nos van saliendo canas, recordamos con cierta nostalgia cuando en Úbeda solían celebrar grandes actuaciones. Aquellos Barricada hace seguramente más de 20 años; el mítico concierto de Mike Oldfield del 99; Aquellos Mago de Oz con la gira Finisterra (si no recuerdo mal) que los haría dar el salto a la fama... Y es que el festival fue como un homenaje a esa nostalgia, llevando al escenario a aquellos con los que muchos comenzamos a dar nuestros primeros pasos en este mundillo.
Sí, es cierto que todos los hemos visto ya en incontables ocasiones. Pero a pesar del (para muchos) alto precio de la entrada, el evento reunió a casi 1500 asistentes. Ojalá muchos de ellos acudieran también a las citas de bandas noveles y festivales de la provincia. Aunque sirvió para demostrar al ayuntamiento, que Úbeda DEBE disfrutar de un programa de conciertos de rock, pues parece ser que esperaban a 500 o 600 personas máximo.

El albero nos recibía al entrar en la plaza de toros, con esa advertencia de "vas a acabar más amarillo que Los Simpson" y unos precios abusivos en barra, al igual que la pulserita por 1 euro si querías salir y volver a entrar. Cuando la primera impresión no es buena, la mente vuela a aquellos festivales como el Barcia, el Skulls o el Estaka, donde no te pegan el sablazo cada vez que quieres algo.
Los locales King Culebra fueron los elegidos para abrir la noche, con su blues rock tan magistralmente interpretado por Agustín a las seis cuerdas, sin menospreciar a Alfonso y Guti (bajo y batería). Con buenos clásicos de BB King o Jimi Hendrix, decían adiós definitivamente a los escenarios, para centrarse en su nuevo proyecto La Niña Rabiosa. ¡Mucha suerte!



Le tocaba el turno a Trek, dispuestos a ofrecernos esos temas inmortales de Leño. Tuvieron que sentir esa presión de saber que el Maestro te está escuchando. Que aquél a quien durante años y años has admirado y que esa admiración te ha empujado a hacer una respetuosa banda tributo, está a pocos metros de ti. Íbamos calentando la garganta para lo que se nos venía después con "Cucarachas", "Sí señor, sí señor", "La noche que te hablé", "Corre corre"... De nuevo volvieron a ganarse al público con su simpatía y buen hacer, despidiendo la actuación con una enorme ovación por parte de un público totalmente volcado con ellos.



El Maestro Rosendo Mercado saltaba a las tablas, con esa humildad y coherencia que lo identifica. Con su fiel Fender, su camiseta negra y sus vaqueros. Haciendo lo que mejor sabe hacer, dar un auténtico recital de buen rock. Y es que los que nos congregamos allí abajo cantábamos esos sempiternos "Flojos de pantalón" o "Pan de higo", que iban turnándose con temas de su nuevo disco y de nuevo arriba con "Agradecido" y "Maneras de vivir". Sabes que estás delante de una auténtica leyenda cuando al acabar su actuación no puedes dejar de aplaudir y sonreír, cuando todos los comentarios que se oyen a tu alrededor apenas contienen tres palabras, pues aún se está saliendo del clímax.



A eso de medianoche salían los hermanos de Castro al escenario. Los míticos Barón Rojo. Aquellos que durante años fueron considerados como el mejor grupo nacional de heavy. A los que muchos de nosotros, debemos que nos dieran a conocer este mundillo. El Barón debía sobrevolar Úbeda para dejarnos una noche mágica e inolvidable, cosa que hicieron durante algunas partes del concierto, mientras te desgañitabas cantando "Los rockeros van al Infierno", "Cuerdas de Acero", "Resistiré" o la legendaria "Hijos de Caín". A lo que es lo mismo, mientras uno no estaba pendiente de la voz de Carlos. Con todo mi respeto, creo que deberían buscar un nuevo cantante, uno que esté a la altura del nombre de Barón Rojo, porque muchos tenemos encadenados fuertes sentimientos a ese nombre, y lo que la noche del sábado era un vuelo con explosiones de humo negro saliendo del motor, podría ocasionar que se despeñen totalmente contra el suelo. Algo que todos los que seguimos a esta banda durante más de media vida, vemos cada vez más cerca y queremos evitar a toda costa.
Tampoco ayudó a mejorar su imagen, el terminar el directo sin bises. Tras el "Siempre estás allí" hubiéramos agradecido un par de últimos temas y evitar los "¿Ya han terminado? ¿ya no salen más?", que a fin de cuentas hace que no recuerdes con  muy buen agrado la actuación.
Me duele de verdad ver la decadencia de esta banda y que no hacen nada para evitarlo.
A fin de cuentas, el concierto me gustó, quizá por estar rodeado de buenos colegas y la bebida, pero sí hubo muchos asistentes que no pudieron callar su descontento.



Luces y sombras para este festival, quizá el más caro de la provincia. Esperando a confirmar si se celebrará una tercera edición y qué vieja gloria traerán para el mismo. De todas formas, a los que nos gusta este rollo iremos.
¡Larga vida al Rock n`roll!

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