El disco comienza con la homónima "A Divine Journey", una apuesta arriesgada colocando el tema más largo en la primera pista. Trece minutos y medio acompañados de una calidad devastadora, absorbentes melodías y riquísimos cambios y pasajes. A pesar de la duración, la escucha se hace francamente amena.
Tras eso entran "Funeral for the Swan" y "At the Mountain of Madness", el inicio de esta última, hace recordar con nostalgia a Moonlight Fear. En ellas nos podemos encontrar con auténticas "diabluras" de Fran Suárez con las seis cuerdas; potentes melodías donde David Requejado deja claro su enorme potencial como vocalista; y un conjunto perfecto de ritmos y ambientes.
"Venus Reborn" comienza como un engañoso medio tiempo, para ir ganando fuerza y velocidad a cada estrofa. Estamos sin duda ante el que será uno de los temas más aclamados por el público en directo.
Llega el turno de "The Strange Case of any Human" y "Frost at Midnight", donde vuelven a dar rienda suelta a su tremenda calidad, en los que posiblemente sean los dos mejores temas de álbum.
"Elaine" es la balada del disco. Un precioso tema donde la armonía guitarra-teclado junto a la voz, hace que el oyente cierre los ojos y se deje llevar por las bellas y oscuras notas que forman la canción.
"In the Blink on Eye", otro abanico de ritmos, potencia y melodía cuidadas al detalle. Si tuviera que quedarme con un solo tema del LP, elegiría este. Dentro de la perfección de A Divine Journey, este es el tema perfecto.
Y para despedirse, lo hacen con un nostálgico epílogo de muy corta duración, que despierta las ganas de volver a reproducir el disco de nuevo.
En definitiva, un trabajo excelente, calidad y potencia por los cuatro costados.
Creedme cuando os digo que A Divine Journey sea muy posiblemente uno de los mejores discos que se han hecho por estas tierras y me atrevería a decir, casi a nivel nacional.
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